En su tercera edición, el Gran Teatro Nacional fue nuevamente el escenario que daría inicio al FAE - Festival de Artes Escénicas de Lima 2019. La obra inaugural fue Gala, una propuesta escénica del reconocido bailarín y coreógrafo francés Jérome Bel, que busca mostrar una perspectiva distinta a lo que conocemos de la danza.
Gala es un espectáculo que maneja un concepto simple por lo que aparentemente muestra a simple vista. Existe una coreografía sencilla que a primeras no resulta atractiva. En su mayoría son bailarines amateurs con poco conocimiento en danzas y con poco o nada de dominio de técnica para el baile. Las propuestas que llegan a presentar cada bailarín son repetitivas, solo cambian el estilo. Pero lo que hace romper la simplicidad es ver que en cada aparición que tienen los danzantes tratan de dar su mejor esfuerzo al momento de bailar.
Es curioso, ya que a pesar de ello, el esfuerzo no logra mejorar las habilidades de los bailarines. No hace que el espectáculo de un giro y se vuelva en una gran propuesta de danza. Lo que sí consigue es lograr que empaticemos con cada uno de los bailarines. Desde entender y comprender sus limitaciones hasta tratar de imaginarnos qué haríamos nosotros si estuviésemos en su lugar.
Jérome Bel se arriesga al enseñarnos que no todos los espectáculos tienen que ser perfectos. La imperfección también puede llegar a transmitir muchas emociones. Gala ,con los pocos recursos que maneja en escena, consigue desde una mirada crítica decirnos que la danza es un instrumento de expresión artística que no juzga ni discrimina a nadie y que se encuentra al alcance de todos.
Y es que Gala sin ser la mejor producción del coreógrafo francés es lo que todo espectador necesita observar para sensibilizar su lado artístico y saber que no siempre lo perfecto nos puede hacer feliz. Como resultado, nos encontramos con una obra que tiene una esencia distinta a las demás.